Movev.Ecoestado Miranda impulsa programas de vanguardia para la concientizacion ciudadana teniendo como meta estructurar soluciones en base a la problemática del estado,promoviendo un Eco-pensamiento progresista para una sociedad y una empresa privada mas consciente del medio ambiente, minimizando asi el daño al ecosistema donde se desarrollan, en unión,disciplina y espiritualidad, respeto a la pluralidad a las ideas, la vida,la alterabilidad,sentido común y patriotismo nacionalista.
Movimiento Ecologico Miranda
El Movimiento ecológico de Venezuela por miranda, les da la bienvenida a nuestro blogger donde podran contactarnos, hacer denuncias ambientales como también unirse a nuestro voluntariado de activistas en la conservación de la madre tierra en búsqueda de conformar ecopuntos por todo el territorio nacional para atacar los problemas en búsqueda soluciones junto a los requerimientos socioculturales como organización política que somos.
Un cordial saludo verde.
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jueves, 24 de junio de 2010
La ecología no es un lujo,
Si se incrementa la desigualdad y la injusticia social en el mundo, no habrá una solución para los problemas ecológicos, para la adaptación del ser humano al cambio climático, dice el sacerdote peruano Marco Arana.
A Marco Arana lo entrevistamos hace un mes en DW-WORLD, luego de que el “Héroe Ambiental” de la revista Times en 2009 y próximo candidato a la presidencia del Perú por el movimiento Tierra y Libertad obtuviese el Premio de la Paz de la ciudad de Aquisgrán. Por estos días Arana nos visita nuevamente en el Global Media Forum de la Deutsche Welle.
DW-WORLD: Usted representa a América Latina, al Perú, en este Global Media Forum y ha sido invitado a discutir sobre adaptación al cambio climático y el enfrentamiento a la pobreza. ¿Qué distingue su visión de este problema, de otras presentadas aquí?
Marco Arana: Hay un denominador común en este Global Media Forum que identifica a los pobres como los más afectados por el impacto del cambio climático, sin embargo todavía hay un largo camino para entender las causas de la pobreza y las relaciones entre los países pobres y los países ricos. Es estrecho pretender que la reducción del consumo a nivel global, o que un mayor flujo de inversiones y un mayor desarrollo de infraestructuras para el acceso al agua y el riego agrícola, por el ejemplo, resolverá parte de esos problemas, como se ha señalado en varios espacios de este foro.
Se necesita un análisis más profundo de esta racionalidad económica de crecimiento y acumulación de capital en un sector pequeño, con incremento de la brecha de desigualdad, que nos pone en un callejón sin salida. El problema de la mayor vulnerabilidad de los pobres tiene que ver con cómo ellos pueden acceder a condiciones de justicia social que permitan resolver sus problemas de educación, de salud, de nutrición.
En la lógica de incrementar la inversión en los países pobres, se está incrementando la inversión para producir biocombustibles, se vuelven a acaparar las tierras y las aguas porque tienen que hacerse proyectos hidráulicos para irrigar esas tierras. Además, al emplear las tierras para producir biocombustibles, se incrementa el costo de los alimentos. China e India han salido a comprar grandes cantidades de tierra. Y estas nuevas concentraciones de tierras van a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por un lado, pero por otro van a generar grandes desigualdades al interior de estos países.
Estamos ante círculos viciosos: disminuimos la emisión de gases y aumentamos el número de hambrientos. Por eso creo que el problema no puede plantearse en términos de salidas científico-tecnológicas, tiene que plantearse también en términos de justicia social y ecológica. Y eso implica un nuevo tipo de relaciones comerciales, de relaciones Norte-Sur, y un cuestionamiento profundo a la comprensión del desarrollo como crecimiento económico indefinido, sin soluciones concretas para los problemas ecológicos.
O sea que, para hablar de un cambio de mentalidad, de una revolución ecológica que impulse un modelo de desarrollo sostenible, ¿hay que hablar también de revoluciones sociales, políticas?
Efectivamente, necesitamos una comprensión de la ecología como ecología política, comprender que hay profundas relaciones entre el modelo de desarrollo o de crecimiento económico y la necesidad de resolver los problemas de justicia social en el mundo. Por el momento, todavía corren por cuerdas separadas las preocupaciones y los análisis económicos y los sociales y políticos.
En este momento, por ejemplo, hay cambios democratizadores con los gobiernos de izquierda en América Latina, y puede cuestionarse qué tan profundos o amplios son, pero hay que preguntarse sobre todo si estos gobiernos de izquierda – que sí están preocupados por temas de redistribución social – están preocupados también por temas de ampliación de las libertades democráticas, si están preocupados por que la extracción de los recursos naturales no destruya los ecosistemas, o si estamos ante una nueva forma de relacionamiento agresivo con la naturaleza.
Es lo que pasa con los modelos del socialismo del siglo XXI basados en el incremento de la minería, de los hidrocarburos, de la soya (como es el caso de Brasil), con la diferencia de que en regímenes dictatoriales conservadores se ha usado esto para favorecer a las corporaciones y a los pequeños grupos de poder y ahora se distribuye un poco más, pero quien sigue sufriendo es la tierra, la Amazonía. Eso nos dice que tiene que ser cuestionado no sólo el aspecto de tipo ideológico y político, sino la forma cómo nos relacionamos con la naturaleza y entre nosotros mismos, esos dos temas no pueden estar separados.
¿Qué rol han jugado los medios, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones del Estado en este sentido en América Latina, quizás con el ejemplo específico de Perú?
Creo que los medios han avanzado mucho en la descripción de los hechos relacionados con el impacto del cambio climático. Si ocurre una granizada o una inundación en la isla más remota, inmediata y simultáneamente se sabrá en todo el mundo. Eso es importante para saber lo que está ocurriendo en todo el planeta y sentir que lo que ocurre a uno afecta a todos, lo cual es un principio central en la ecología.
Sin embargo, especialmente en los grandes medios, hay muy pocos enfoques analíticos. Se dice que un huracán, un terremoto o una inundación afecta más a los países pobres, pero nadie se pregunta por qué. Nadie se pregunta cómo anda en ese país la infraestructura ambiental institucional, cómo andan sus sistemas de información meteorológica, cómo anda el nivel de instrucción y educación para comprender, por ejemplo, un informe meteorológico. ¿Cómo se informa a la población analfabeta que no tiene acceso a Internet?
En Perú, por ejemplo, el cambio climático se presenta fundamentalmente en los medios como un fenómeno natural, lo cual es cierto, pero también es verdad que ha sido la actividad antropocéntrica la que ha acelerado el proceso para satisfacer un modelo de consumo de derroche. Pero no estamos planteando el problema del cambio climático como un fenómeno fundamentalmente social. Los desastres pueden ser naturales pero la respuesta y los niveles de vulnerabilidad que hay frente a ellos son absolutamente sociales, económicos y políticos.
A la prensa, a los comunicadores, al menos en Perú, les falta formación e información técnica, pero además hay una intencionalidad del medio, y se prefiere separar los desastres naturales de las responsabilidades sociales y políticas, institucionales de los gobiernos. Se separan estos problemas del incremento de la vulnerabilidad y el riesgo por decisiones políticas inadecuadas. No hay un modelo de desarrollo que atienda a las minorías pobres y lo que tenemos son migrantes ecológicos: gente que ha perdido su agua, su tierra y tienen que emigrar.
¿Podemos hablar de una postura alternativa de medios locales, de organizaciones de la sociedad civil?
Hay y está creciendo, sobre todo gracias a las innovaciones tecnológicas. En Perú existe, por ejemplo, una red que se llama Prensa Alternativa que transmite imágenes y señal de audio sobre los distintos conflictos socio-ambientales en el Perú, en tiempo real a través de Internet.
En provincia existe la Red Verde, un conjunto de comunicadores de provincia especializados en temas ecológicos que no tienen acceso a los grandes medios de comunicación. Es verdad que la mayoría de los ciudadanos peruanos aún no tiene acceso a Internet, pero el proceso ha crecido gracias a que Perú es uno de los países de América Latina con mayor acceso a cabinas de Internet públicas o privadas y los costos en cabina son baratos.
Este proceso alternativo ha ido creciendo, junto con radios comunitarias como las que están vinculadas a la Coordinadora Nacional de Radio. De ahí la preocupación del Gobierno, que ha cerrado, por ejemplo, pequeñas emisoras que transmitieron una visión diferente de la oficial sobre el conflicto amazónico de Bagua (donde hubo muchos muertos el año pasado): emisoras como La Voz de Bagua, o la estación de TV y radio de la diócesis de Yurimaguas, o Radio Libertad en Madre de Dios.
En algunos casos estos medios locales se cerraron con argumentos formales relacionados con las actualizaciones de sus licencias. Pero en el caso de Baguas o de Yurimaguas, por ejemplo, el Gobierno las acusó de haber azuzado a la población a reclamarle al Gobierno. En otras palabras: pura censura de prensa - aunque uno no encuentre primeros titulares en Europa sobre las razones por las que Alan García cerró estas estaciones, como sí los hay sobre otras de otros países latinoamericanos.
¿Qué se lleva usted a Perú de este Global Media Forum de la Deutsche Welle en Bonn?
Este tipo de foro nos permite dialogar desde diferentes puntos de vista sobre un tema común, es un espacio para que la voz de los movimientos sociales comience a escucharse, ayuda a tener una mirada más compleja, más comprometida, más crítica y tal vez ayuden a reorientar las formas de relaciones comerciales y de cooperación al desarrollo.
Los temas ambientales han sido vistos históricamente como temas ecológicos que importan a sociedades que ya han satisfecho sus necesidades básicas, así que los países pobres lo que tenían que hacer es primero acumular y sólo luego preocuparse del medio ambiente porque “la ecología - dicen - es un lujo”.
Ahora sabemos que no es así, que no debemos repetir los errores que se cometieron en el norte para depredar los recursos naturales que les permitieron la acumulación económica. En los países pobres, si la lógica de destrucción de sus ecosistemas continúa, no va a haber posibilidades de recuperación porque los excedentes y la mayor parte de la riqueza son trasladadas fuera de esos países.
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